¿Te has preguntado alguna vez cuál es el sentido de tu vida?, o ¿cuál es el rumbo de tu existencia?.
Muchas veces cuanto se hace esta interrogante, bajo la variante de qué pretendes en la vida o qué pretendes ser, la respuesta que se da es habitualmente “ser profesional”, o tal vez técnico, o tener tales y cuales bienes que te aseguren cierta comodidad o desarrollo personal. Generalmente la respuesta no es ser feliz, pero ¿hay acaso algo que no desee más el ser humano, lo declare o no?.
El problema, si hemos de llamarlo así, es cómo. Para algunos el éxito personal o económico puede ser el camino a la felicidad, pero la experiencia y de alguna manera la sabiduría popular nos comprueba que si bien puede ayudar, no dará la felicidad. Entonces, ¿cómo se obtiene? Una respuesta simple, tal vez demasiado simple, pero no por ello menos verdadera es amando, sirviendo. No debes olvidar que Jesucristo señala que “quien entrega su vida, la encontrará”.
En las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud, el Papa Benedicto XVI tomando el modelo de los Reyes magos que siguen una estrella, pues les indica que algo importante pasará y que no pueden perderse aquel suceso maravilloso, toman “camas y petacas”. Tal vez vendieron cuanto tenían por un tesoro mayor (incluso que el de Juan Fernández) y aunque probablemente “otros se quedaran en casa y les consideraban utópicos y soñadores, en realidad eran seres con los pies en tierra, y sabían que para cambiar el mundo” hace falta ponerse en camino. El Papa nos recordaba que los Reyes magos debieron modificar sus expectativas originales y aprender que “su vida debe acomodarse a este modo divino de ejercer el poder, a este modo de ser de Dios mismo. Han de convertirse en hombres de la verdad, del derecho, de la bondad, del perdón, de la misericordia. Ya no se preguntarán: ¿Para qué me sirve esto? Se preguntarán más bien: ¿Cómo puedo servir a que Dios esté presente en el mundo? Tienen que aprender a perderse a sí mismos y, precisamente así, a encontrarse a sí mismos.” Ya no buscan el nuevo Rey en los palacios, sino que deben buscar en un humilde pesebre. El sucesor de Pedro nos dijo que “habían venido para ponerse al servicio de este Rey, para modelar su majestad sobre la suya. Éste era el sentido de su gesto de acatamiento, de su adoración… La adoración tiene un contenido y comporta también una donación. Los personajes que venían de Oriente, con el gesto de adoración, querían reconocer a este niño como su Rey y poner a su servicio el propio poder y las propias posibilidades, siguiendo un camino justo. Sirviéndole y siguiéndole, querían servir junto a Él la causa de la justicia y del bien en el mundo”.
Muchas veces cuando hablamos de “una acción política inspirada en los valores cristianos” parece ser algo vago, difuminado y probablemente insuficiente. Por ello mismo se requiere de orientaciones más específicas, una clara diferenciación entre el bien y el mal y contar con modelos que nos indiquen el camino. “Los beatos y los santos han sido personas que no han buscado obstinadamente la propia felicidad, sino que han querido simplemente entregarse, porque han sido alcanzados por la luz de Cristo. Ellos nos indican la vía para ser felices y nos muestran cómo se consigue ser personas verdaderamente humanas. En las vicisitudes de la historia, han sido los verdaderos reformadores que tantas veces han remontado a la humanidad de los valles oscuros en los cuales está siempre en peligro de precipitar; la han iluminado siempre de nuevo lo suficiente para dar la posibilidad de aceptar – tal vez en el dolor – la palabra de Dios al terminar la obra de la creación: ‘Y era muy bueno”… “Los santos, hemos dicho, son los verdaderos reformadores. Ahora quisiera expresarlo de manera más radical aún: sólo de los santos, sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo”. (Benedicto XVI: Homilía en la vigilia con los jóvenes. Colonia 2005). El Papa nos ha invitado –asimismo- a fortalecernos en la lectura de las Sagradas Escrituras, guiados por el Espíritu Santo. Aun así nos recuerda que “obviamente, los libros por sí solos no bastan. ¡Construid comunidades basadas en la fe!”
Chile tiene en este mes la alegría de contar con un nuevo Santo, no obstante su fama de santidad en vida, el Padre Alberto Hurtado, Apóstol de los pobres. Sería importante releer sus escritos y reflexiones. En una de estas, hecha en un barco que lo traía de vuelta a la Patria, escribía “Cuántos van sin rumbo y pierden sus vidas... las gastan miserablemente, las dilapidan sin sentido alguno, sin bien para nadie, sin alegría para ellos y al cabo de algún tiempo sienten la tragedia de vivir sin sentido. Algunos toman rumbo a tiempo, otros naufragan en alta mar, o mueren por falta de víveres, extraviados, ¡o van a estrellarse en una costa solitaria!”
Quiera Dios que los destinos de nuestras vidas no se funden en la búsqueda de la propia felicidad, sino en la felicidad de los demás, en el servicio de los pequeños, y que así como los Reyes magos tomemos rumbo a la búsqueda del bien y de lo justo, que te aseguro no estará en los grandes palacios, sino entre los sencillos.
Leopoldo Quezada
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