miércoles, agosto 31, 2005

Bienvenidos al Blog del grupo Doctrina social de la Iglesia


Este Blog está orientado a difundir la Doctrina Social de la Iglesia, y las filosofías y experiencias prácticas concordantes con el Magisterio Social como el Humanismo Cristiano, el Personalismo Cristiano, la Economía de Comunión y otras similares.

Queremos invitarte a conocer directamente el grupo Doctrina Social en www.doctrinasocial.org

3 comentarios:

Leopoldo Quezada Ruz dijo...

La cultura de la paz
Un estudio examina el papel de Juan Pablo II

ROMA, sábado, 27 agosto 2005 (ZENIT.org).- Un libro publicado este año analiza la aportación hecha por Juan Pablo II a la cultura de la paz. «Papal Diplomacy: John Paul II and the Culture of Peace» (Diplomacia Papal: Juan Pablo II y la Cultura de la Paz) ha sido escrito por Bernard O’Connor, sacerdote de la diócesis de Antigonish, en Nova Scotia, que trabaja actualmente en la Congregación para las Iglesias Orientales del Vaticano.

El libro incluye una selección de alocuciones al cuerpo diplomático así como discursos a embajadores y a las Naciones Unidas. El material se divide en cuatro capítulos, precedidos cada uno por una introducción en la que el padre O’Connor subraya lo que él considera las principales aportaciones a la cultura de la paz contenidas en los documentos. El libro termina con un ensayo del sacerdote sobre el papel de Juan Pablo II en la diplomacia internacional.

En la introducción, el padre O’Connor observa que Juan Pablo II utilizó constantemente la frase «cultura de la paz» en sus discursos sobre temas internacionales. Esto refleja «la convicción del Papa de que el proceso diplomático es intrínsecamente capaz de reforzar las más profundas aspiraciones de la humanidad».

Pero no es un ideal abstracto. Más bien, esta paz es una consecuencia de los esfuerzos de la humanidad en promover una comunidad y una solidaridad globales. Los pilares de esta comunidad son la cooperación, el diálogo, la reciprocidad, y el compromiso por la irreemplazable dignidad de toda persona.

La introducción a cada capítulo enumera algunos de los rasgos de la cultura de la paz contenidos en los documentos. En el primer capítulo, que contiene las alocuciones a los cuerpos diplomáticos, están:

-- Una cortesía natural. Los mensajes comienzan siempre con un saludo y contienen expresiones de gratitud.

-- Un desafío disciplinado. Juan Pablo II advierte a los diplomáticos que el diálogo por la paz no es fácil y es análogo al comerciante bíblico que busca perlas finas.

-- Transformación de la voluntad. La seguridad viene de elecciones nacidas de la voluntad. La cultura de la paz exige que la voluntad se guíe por la racionalidad.

-- Sed de libertad. La evolución hacia la libertad no es algo automático. La libertad está ligada a la verdad y a la justicia.

-- Resistir la tentación de abandonar la esperanza. No debemos desesperarnos. La cultura de la paz es testigo de la capacidad de la humanidad para confortar el dolor y consolar la pena.

-- Atención a la responsabilidad moral. El estado tiene obligaciones morales hacia la cultura de la paz: transparencia en la administración; imparcialidad; uso justo y honesto de los fondos públicos; rechazo de medios ilícitos. La cultura de la paz no acepta una filosofía utilitarista que permita el uso de cualquier medio, o ignore el valor intrínseco de las personas.

-- El imperio de la ley. La ley da a cada persona lo que se debe y lo que merece en justicia.

-- Estar receptivos ante los beneficios ofrecidos por la religión. El Papa rechazaba los esfuerzos por confinar las iglesias únicamente a la esfera de lo religioso. La religión tiene un regalo que hacer al desarrollo social.

-- Estructurar prioridades. Los dilemas de la humanidad no son excusa para la pasividad. La humanidad debe dar la cara a sus problemas y utilizar sus recursos para superar los obstáculos.

-- Asegurar el diálogo. Los gobiernos necesitan tener estructuras que permitan el diálogo con las comunidades de creyentes. El llamamiento al diálogo, junto con los medios formales de ponerlo en práctica, es crucial para la perspectiva de paz del Papa.

Reciprocidad

El capítulo, que engloba discursos a los embajadores que presentaban sus credenciales, contiene otra selección de rasgos, a saber:

-- Reciprocidad constructiva. Esta reciprocidad se concibe como un foro en el que los estados se informan unos a otros de sus necesidades y preocupaciones. También es un foro en el que pueden hacerse esfuerzos para mejorar el mundo.

-- Solidaridad y responsabilidad. Esto implica un compromiso ético hacia quienes están en necesidad. Hay obligación de contener las amenazas internas y externas a la dignidad del hombre.

-- Puesta al día de una perspectiva heredada. El concepto de derechos humanos es antiguo, pero necesita ser revisado a la luz de los actuales problemas, en particular la necesidad de establecer un orden jurídico que pueda regular los asuntos internacionales.

-- Aceptar a la gente. La ayuda internacional no debe pasar por alto la forma en que un país quiere salvaguardar los deseos de su gente. Lo que es intrínseco a la identidad de un pueblo no puede ser atacado o borrado.

-- Pluralismo. La postura no confesional de un estado y la garantía de libertad religiosa para sus ciudadanos no excluyen acuerdos con la Santa Sede sobre cuestiones específicas.

-- Un espíritu humanista en política exterior. El Papa elogia la tolerancia y la generosidad. La cultura de la paz necesita ser consciente del bien común y estar atenta a las necesidades de las minorías y de quienes tienen necesidad económica.

-- Un clima de confianza. La resolución de problemas surge no sólo del proceso de diálogo, sino de la confianza que imbuye dicho diálogo. El delicado equilibrio entre los reinos espiritual y secular puede mantenerse cuando está presente la confianza.

-- Cuestiones cruciales y profundas. Una cultura de la paz no desdeña la vida e invita a la comunidad internacional a sondear cuestiones como la distribución de los recursos, la solidaridad humana, y la visión que subyace a los programas y políticas.

-- Rechazo de la coacción. El estado nunca debe aplicar la coacción para poner en práctica su agenda, sea en cuestiones religiosas o en áreas como las relaciones con los países más pobres en temas como el pago de la deuda.

-- Repetir conceptos clave. Las alocuciones papales a los embajadores suelen repetir temas clave, como el diálogo, el bien común, la cooperación y la reconciliación. La repetición permite a los oyentes percibir la riqueza contenida en los conceptos, y proporciona una oportunidad de añadir más detalles y aplicaciones.

En las Naciones Unidas

El tercer capítulo del libro recoge dos discursos de Juan Pablo II ante la Asamblea General de Naciones Unidas, y también algunas alocuciones a conferencias de las organizaciones de Naciones Unidas. El padre O’Connor encuentra los siguientes temas en este material:

-- Eliminar la posibilidad de provocar la guerra. La alocución de 1979 perfila la manera en que se puede prevenir la guerra. El Papa animaba a la Asamblea General a descubrir y eliminar las raíces del odio, de la destructividad y el desprecio. Además, las Naciones Unidas deben analizar las tensiones que dañan los derechos humanos.

-- Un compromiso por la paz. Un compromiso por la libertad, la solidaridad y la paz implica correr riesgos. El riesgo de vencer el miedo, de abrazar al débil y al que sufre y de despertar el alma a la civilización del amor.

-- Educación. La cultura es vital para la humanidad, puesto que es una forma específica de nuestra existencia y de nuestro ser y determina el carácter social de nuestra existencia. El papel esencial de la cultura está en educar, permitirnos ser más y no sólo tener más. Asimismo, la tarea en una cultura de la paz es tanto moderar como regular todo lo que rebajaría la naturaleza humana.

-- Los recursos de la tierra. El Papa expresaba su preocupación por la plaga del hambre. Dentro de la cultura de la paz se debe prestar atención a la administración de la creación por parte de la humanidad, para asegurar el correcto uso de los recursos.

-- Globalización. La dimensión global de la interdependencia entre estados requiere nuevas formas de pensar y de cooperar. Los estados deberían también patrocinar el desarrollo a niveles que lleven más allá la economía y la tecnología.

Comunidad diplomática

El último capítulo recoge algunos discursos de Juan Pablo II a miembros de la comunidad diplomática en sus viajes por el mundo. Revelan los siguientes rasgos:

-- Reconciliación de las personas. Esto implica curar las heridas entre estados y requiere líderes mundiales con convicciones y principios.

-- Amor fraternal. La caridad y la igualdad son el corazón de la doctrina católica y sólo el amor puede hacer verdaderamente responsables a los pueblos ante la llamada del necesitado.

-- Valorar las cualidades de los demás. Los diplomáticos deben hacer el esfuerzo de comprender las aspiraciones, necesidades y logros de sus contrapartes en diálogo y colaboración.

-- El lenguaje del destino. La diplomacia permite a las naciones realizar su destino, y no sólo aceptar un sino inevitable.

-- El imperialismo. El moderno imperialismo de hoy adora el dinero, la ideología, la clase y la tecnología. La cultura de la paz, por el contrario, afirma la universalidad de la humanidad.

Los lectores encontrarán el espíritu de Juan Pablo II vivo y actual en el legado de sus enseñanzas.
ZSI05082701

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Leopoldo Quezada Ruz dijo...

Amigos del grupo:

Como recordarán, en el mensaje #2171 presenté una
síntesis de las dos primeras secciones del Capítulo
III del Compendio de la D.S.I., LA PERSONA HUMANA Y
SUS DERECHOS, de las cuatro que comprende, que son:

I. Doctrina social y principio personalista.
II. La persona humana «imago Dei»
III. La persona humana y sus múltiples dimensiones
IV. Los derechos humanos.

Este mensaje está dedicado a la tercera sección, ‘La
persona humana y sus múltiples dimensiones’.

Para mantener a mano una visión de conjunto de todos
los temas tratados en estos resúmenes, al final
incluyo los enlaces a los correos que contienen los
temas presentados previamente.

Fraternalmente, Angel Correa


LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES

Esta sección comienza con una breve introducción, en
la que señala las visiones erróneas respecto de la
persona humana.

«Iluminada por el admirable mensaje bíblico, la D.S.I.
se detiene, ante todo, en los aspectos principales e
inseparables de la persona humana para captar las
facetas más importantes de su misterio y de su
dignidad».

«La persona humana no debe ser considerada únicamente
como individualidad absoluta, edificada por sí misma y
sobre sí misma, como si sus características propias no
dependieran más que de sí misma. Tampoco debe ser
considerada como mera célula de un organismo dispuesto
a reconocerle, a lo sumo, un papel funcional dentro de
un sistema. Las concepciones que tergiversan la plena
verdad del hombre han sido objeto, en repetidas
ocasiones, de la solicitud social de la Iglesia, que
no ha dejado de alzar su voz frente a estas y otras
visiones, drásticamente reductivas».

«La fe cristiana, que invita a buscar en todas partes
cuanto haya de bueno y digno en el hombre, es muy
superior a estas ideologías y queda situada a veces en
posición totalmente contraria a ellas, en la medida
que reconoce a Dios, trascendente y creador, que
interpela, a través de todos los niveles de lo creado,
al hombre como libertad responsable».

COMENTARIO: Los dos párrafos precedentes están
referidos principalmente a las posiciones extremas del
liberalismo individualista y del marxismo totalitario,
según se desprende del hecho de estar fundados en la
encíclica de S.S. Pablo VI, OCTOGESIMA ADVIENENS,
números 26 a 39, que tratan precisamente de los
errores de ambas ideologías.

A continuación, el capítulo aborda las “dimensiones”
de la persona humana en cinco puntos:

a) La unidad de la persona humana
b) Apertura a la trascendencia y unicidad de la
persona
c) La libertad de la persona
d) La igual dignidad de todas las personas
e) La sociabilidad humana


A. LA UNIDAD DE LA PERSONA HUMANA.

«El hombre ha sido creado por Dios como unidad de alma
y cuerpo. El alma espiritual e inmortal es el
principio de unidad del ser humano, es aquello por lo
cual éste existe como un todo en cuanto persona».

«Mediante su corporeidad, el hombre unifica en sí
mismo los elementos del mundo material, el cual
alcanza por medio del hombre su más alta cima y alza
su voz para la libre alabanza del Creador. No es
lícito despreciar la vida corporal; el hombre, al
contrario, debe tener por bueno y honrar a su propio
cuerpo, como criatura de Dios que ha de resucitar en
el último día».

«Por su espiritualidad el hombre supera a la totalidad
de las cosas y penetra en la estructura más profunda
de la realidad».

«El hombre, por tanto, tiene dos características
diversas: es un ser material, vinculado a este mundo
mediante su cuerpo, y un ser espiritual, abierto a la
trascendencia y al descubrimiento de una verdad más
profunda, a causa de su inteligencia, que lo hace
participante de la luz de la inteligencia divina. La
unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se
debe considerar al alma como la “forma” del cuerpo, es
decir, gracias al alma espiritual, la materia que
integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en
el hombre, el espíritu y la materia no son dos
naturalezas unidas, sino que su unión constituye una
única naturaleza».


B. APERTURA A LA TRASCENDENCIA Y UNICIDAD DE LA
PERSONA

El ser humano «está abierto sobre todo al infinito, es
decir a Dios, porque con su inteligencia y su voluntad
se eleva por encima de todo lo creado y de sí mismo,
se hace independiente de las criaturas, es libre
frente a todas las cosas creadas y se dirige hacia la
verdad y el bien absolutos. Está abierto también hacia
el otro, a los demás hombres y al mundo, porque en
cuanto se comprende en referencia a un ‘tu’ puede
decir ‘yo’. Sale de sí, de la conservación egoísta de
la propia vida, para entrar en una relación de diálogo
y de comunión con el otro.»

«El hombre existe como ser único e irrepetible, existe
como ‘yo’, capaz de auto comprenderse, auto poseerse y
autodeterminarse.»

«Una sociedad justa puede ser realizada solamente en
el respeto de la dignidad trascendental de la persona
humana. Ésta representa el fin último de la sociedad,
que está a ella ordenada. El respeto de la dignidad
humana no puede absolutamente prescindir de la
obediencia al principio de considerar al prójimo como
otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los
medios necesarios para vivirla dignamente.»

«La persona no puede ser finalizada a proyectos de
carácter económico, social o político, impuestos por
autoridad alguna, ni siquiera en nombre del presunto
progreso de la comunidad civil en su conjunto o de
otras personas, en el presente o en el futuro.»


C. LA LIBERTAD DE LA PERSONA

«El hombre puede dirigirse hacia el bien sólo en la
libertad, que Dios le ha dado como signo eminente de
su imagen. La dignidad humana requiere que el hombre
actúe según su conciencia y libre elección, es decir,
movido e inducido por convicción interna personal y no
bajo la presión de un ciego impulso interior o de la
mera coacción externa.»

«El recto ejercicio de la libertad personal exige unas
determinadas condiciones de orden económico, social,
jurídico, político y cultural que son, con demasiada
frecuencia, desconocidas y violadas. Estas situaciones
de ceguera y de injusticia gravan la vida moral y
colocan tanto a los fuertes como a los débiles en la
tentación de pecar contra la caridad. Al apartarse de
la ley moral, el hombre atenta contra su propia
libertad, se encadena a sí mismo, rompe la fraternidad
con sus semejantes y se revela contra la verdad
divina.»

«El ejercicio de la libertad implica la referencia a
una ley moral natural, de carácter universal, que
precede y aúna todos los derechos y deberes. Esta ley
se llama natural porque la razón que la promulga es
propia de la naturaleza humana. Es universal, se
extiende a todos los hombres en cuanto establecida por
la razón. En sus preceptos principales, la ley divina
y natural está expuesta en el Decálogo e indica las
normas primeras y esenciales que regulan la vida
moral.»

«La libertad está misteriosamente inclinada a
traicionar la apertura a la verdad y al bien humano y
con demasiada frecuencia prefiere el mal y la cerrazón
egoísta, elevándose a divinidad creadora del bien y el
mal.»

«La libertad del hombre, por tanto, necesita ser
liberada. Cristo, con la fuerza de su misterio
pascual, libera al hombre del amor desordenado de sí
mismo, que es fuente de desprecio al prójimo y de las
relaciones caracterizadas por el dominio sobre el
otro; Él revela que la libertad se realiza en el don
de sí mismo.»


D. DE LA IGUAL DIGNIDAD DE TODAS LA PERSONAS

«Dios no hace acepción de personas, porque todos los
hombres tienen la misma dignidad de criaturas a su
imagen y semejanza. Puesto que en el rostro de cada
hombre resplandece algo de la gloria de Dios, la
dignidad de todo hombre ante Dios es el fundamento de
la dignidad del hombre ante los demás hombres. Esto
es, además, el fundamento último de la radical
igualdad y fraternidad entre los hombres,
independientemente de su raza, Nación, sexo, origen,
cultura y clase.»

«También en las relaciones entre pueblos y Estados,
las condiciones de equidad y paridad son el
presupuesto para un progreso auténtico de la comunidad
internacional. No obstante los avances en esta
dirección, es necesario no olvidar que aún existen
demasiadas desigualdades y formas de dependencia.»

«’Masculino’ y ‘femenino’ diferencian a dos individuos
de igual dignidad, que, sin embargo, no poseen una
igualdad estática, porque lo específico femenino es
diverso de lo específico masculino.»

«La mujer es el complemento del hombre, como el hombre
es el complemento de la mujer. Sólo gracias a la
dualidad de lo ‘masculino’ y lo ‘femenino’ se realiza
plenamente lo ‘humano’. A esta ‘unidad de los dos’
Dios les confía no sólo la opera de la procreación y
la vida de la familia, sino la construcción misma de
la historia.»

«Las personas minusválidas son sujetos plenamente
humanos, titulares de derechos y deberes. Puesto que
la persona minusválida es un sujeto con todos sus
derechos, ha de ser ayudada a participar en la vida
familiar y social en todas las dimensiones y en todos
los niveles accesibles a sus posibilidades.»


E. LA SOCIABILIDAD HUMANA

«La persona es constitutivamente un ser social, porque
así la ha querido Dios que la ha creado. Es necesario,
por tanto, destacar que la vida comunitaria es una
característica natural que distingue al hombre del
resto de las criaturas terrenas. La vida social no es,
por tanto, exterior al hombre, el cual no puede crecer
y realizar su vocación si no es en relación con los
otros.»

«A causa de la soberbia y del egoísmo, el hombre
descubre en sí mismo gérmenes de insociabilidad, de
cerrazón individualista y de vejación del otro. Toda
sociedad digna de este nombre, puede considerarse en
la verdad cuando cada uno de sus miembros, gracias a
la propia capacidad de conocer el bien, lo busca para
sí y para los demás. También las diversas sociedades
deben entrar en relaciones de solidaridad, de
comunicación y de colaboración, al servicio del hombre
y del bien común.»

«El bien común depende de un sano ‘pluralismo social’.
Las diversas sociedades están llamadas a constituir un
tejido unitario y armónico, en cuyo seno sea posible a
cada una conservar y desarrollar su propia fisonomía y
autonomía. Algunas sociedades, como la familia, la
comunidad civil y la comunidad religiosa, corresponden
más inmediatamente a la íntima naturaleza del hombre,
otras proceden más bien de la libre voluntad.»

«Con el fin de favorecer la participación del mayor
número de personas en la vida social, es preciso
impulsar, alentar la creación de asociaciones e
instituciones de libre iniciativa para fines
económicos, sociales, culturales, recreativos,
deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de
cada una de las Naciones como en el plano mundial.»

––––––––––––––––––

Links a los resúmenes anteriores:

1. SÍNTESIS HISTÓRICA DE LA DSI
http://mx.groups.yahoo.com/group/doctrinasocial/message/2015

2. ¿QUIÉ ES LA D.S.I.?
http://mx.groups.yahoo.com/group/doctrinasocial/message/2047

3. LOS PRINCIPIOS DE LA D.S.I.
http://mx.groups.yahoo.com/group/doctrinasocial/message/2075

4. LOS PRINCIPIOS DE LA D.S.I.: LA PERSONA HUMANA [1]
http://mx.groups.yahoo.com/group/doctrinasocial/message/2171


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